Amistad y Sinceridad

Amistad y Sinceridad.
            Escribo estas líneas sobre  amistad y sinceridad, para consentir la petición de una amiga.  Durante toda la vida día a día, nos topamos con estos dos valores universales, que deben ser vividos con naturalidad, coherencia y ser modelos a copiar por nuestros hijos, que es la mejor manera de enseñarles estos valores. Difícilmente podemos sobrevivir en la soledad y el aislamiento. Necesitamos a alguien en quién confiar, a quién llamar cuando las cosas se ponen difíciles, y también con quien compartir una buena película, un buen libro, nuestras alegrías, o el logro de un proyecto que tanto soñábamos, o nuestro cumpleaños… Y me pregunto: ¿Qué es la amistad? ¿De qué se compone?  ¿La amistad y la sinceridad van de la mano? ¿Qué es la sinceridad?
Podemos resumir que la amistad se compone de varios ingredientes que combinados con la sinceridad resulta en una amistad duradera. Las amistades suelen comenzar en cualquier momento, y muchas veces sin buscarlas. En el camino de la vida las encontramos. Y todo comienza porque alguien "nos cae bien", nos sentimos a gusto con esa persona, conversamos, compartimos sentimientos y sueños es el principio de eso que llamamos amistad. Para que la amistad sea verdadera, debe existir algo en común, estabilidad en el tiempo y espacio, uno o varios intereses en común, como puede ser una misma profesión, un mismo deporte, un mismo interés social, un pasatiempo en común, la misma vida nos va dando amigos.
La amistad es un cariño, un apreciarse que promueve un dar, un darse y para ello es necesario encontrarse y conversar. Después, con el tiempo, la amistad puede desarrollarse en profundidad y en extensión mediante el trato, el conocimiento y el afecto mutuos. La amistad se cultiva día a día, esto le da estabilidad, por eso cuando dejamos de ver durante muchos años a nuestros amigos y familiares, a veces nos enfrentamos a que parecen personas totalmente diferentes,  y nosotros mismos les parecemos diferentes, y simplemente no se pasa de un diálogo superficial y una alegría de los recuerdos vividos. Por esto, la amistad es algo que requiere estabilidad en el trato, y lo vuelvo a insistir. Conocer bien al amigo es saber de su historia pasada, lo que hace hoy y de sus planes futuros; y del sentido que da a su vida, de sus convicciones, sus creencias; y de sus gustos y aficiones, y de sus defectos y virtudes. En fin saber de El, es... comprenderle, apoyarle, corregirle con cariño. Comprenderle es meterse en su piel y hacerse cargo. Por esto, para que una amistad sea verdadera, no basta con caerse bien, hay que dar el gran paso definitivo: ayudarse desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Al amigo se le quiere porque él es él y porque yo soy yo. La amistad se orienta hacia el tú y consiste más en un servir que en un sentir. “No es amigo ni el compañero ni el camarada. Tampoco es amigo el que busca aprovecharse del otro. La amistad no es comercio de beneficios.”
“La verdadera amistad es, en gran medida, servicio afectuoso y desinteresado.”
Ser amigo de verdad no es fácil, amerita un esfuerzo. Es una satisfacción tener amigos de verdad: poder contar con ellos y que ellos puedan contar conmigo. No solamente se cree lo que dice el amigo, hay que creer en él. Tener confianza en el amigo significa que tenemos la seguridad moral de que responderá favorablemente a las esperanzas de amistad que depositemos en él. La confianza mutua hace posible la autenticidad.
Es aquí donde entra la sinceridad, ¿Alguna vez has sentido la desilusión de descubrir la verdad?, ¿esa verdad que descubre un engaño o una mentira?, seguramente si; la incomodidad que provoca el sentirnos defraudados, es una experiencia que nunca deseamos volver a vivir, y a veces, nos impide volver a confiar en las personas en especial “amigos” y “familiares”, aún sin ser estos los causantes de nuestra desilusión, y hasta tal vez manipulados por mentirosos he hipócritas de carrera y con oficio. Pero la sinceridad, como los demás valores, no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza....
La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas coherentes, basada en la veracidad de sus palabras y acciones. Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto que parece tan sencillo, a veces es lo que más cuesta trabajo. Si utilizamos las "mentiras piadosas" en circunstancias que calificamos como de baja importancia, donde no pasa nada, comenzamos a abonar un camino de desconfianza, que termina por minar la amistad.
No todo esta en la palabra, también se puede ver la Sinceridad en nuestras actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social...), se tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice: "dime de que presumes... y te diré de que careces. Cabe enfatizar que "decir" la verdad es una parte de la Sinceridad, pero también "actuar" conforme a la verdad, es requisito indispensable. El mostrarnos "como somos en la realidad", nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, esto se logra con el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades y limitaciones.
Ser sincero, exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones. Para ser sincero también se requiere "tacto", esto no significa encubrir la verdad o ser ligeros al decir las cosas, primeramente debemos ser conscientes que el propósito es "ayudar" , enseguida encontrar el momento y lugar oportunos, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.
En algún momento la Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal a su esposa, a sus compañeros o a sus empleados, tenemos la obligación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca. La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es muy vergonzoso.
Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.
Otros componentes esenciales de la amistad son la generosidad, el perdón, la lealtad, ser agradecidos dice un refrán que "El agradecimiento es el más efímero de los sentimientos humanos"
El Yo es un enemigo mortal de la amistad. El orgullo y el egoísmo no caben en la amistad.
¿Amistad o complicidad? : Así como la amistad sana es un valor esencial para nuestras vidas, el tener una amistad con la persona equivocada puede ser la fuente de muchos dolores de cabeza. Problemas de droga, delincuencia, baja en el desempeño profesional, problemas familiares son unos cuantos efectos de las malas amistades. La amistad es compartir, pero no es complicidad. También es importante recordar que somos personas individuales, con una conciencia individual. El hecho de que tal o cual amistad "lo haga", no significa que nosotros debemos hacerlo. Tampoco podemos esconder nuestra conciencia individual en una conciencia "compartida". Es el caso típico de alguien que se mete en problemas serios porque salió con los amigos y se perdió el control. "Más vale solo que mal acompañado" es un adagio que, de haber sido practicado a tiempo, podría haber evitado muchos problemas.
Conclusión: La amistad y la sinceridad son importantes para el desarrollo humano, su estabilidad y el mejoramiento de la sociedad que es un verdadero valor, que debemos cuidar y fomentar.
Propósito: que podamos encontrar en nosotros todos esos componentes que dan pie a ser amigos y en especial sinceros.


Ing. Vincenzo Fusco Sparacino. (Papá)

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