sábado, 14 de septiembre de 2013

EDUCAR LOS SENTIMIENTOS; LA FUERZA DEL CORAZON


Aprender a educar los sentimientos, las emociones, el conocimiento de si, el auto-control  sigue siendo hoy una de las grandes tareas, que requiere de la atención de los padres y maestros. Muchas veces se olvida que estos son una poderosa realidad humana, y que -para bien o para mal- son habitualmente lo que con más fuerza nos impulsa o nos retrae en nuestro actuar.

Las personas que gozan de una buena educación afectiva, ahora se le suele denominar inteligencia emocional, suelen sentirse más satisfechas, son más eficaces y hacen rendir mejor su talento natural. Por el contrario, quienes no logran dominar bien su vida emocional, quienes no logran conocerse, se debaten en constantes luchas internas que merman, apocan su capacidad de pensar, de trabajar y de relacionarse con los demás.

De pequeños nos evaluaban por nuestro coeficiente intelectual. Desde comienzos del siglo XX, se expandió la idea de que el coeficiente intelectual es un dato de arranque y decisivo en la vida de una persona. Esa idea con los años ha perdido vigencia, puesto que poseer un elevado coeficiente intelectual puede predecir tal vez quién obtendrá éxito académico -tal como suele evaluarse hoy en nuestro sistema educativo-, pero no mucho más. No es una garantía de éxito profesional, y mucho menos de una vida acertada y feliz.

Existen muchas capacidades que debemos desarrollar en nuestros hijos y alumnos que tienen más importancia, y entre ellas están las relativas a la educación de los sentimientos, el equilibrio emocional, el conocimiento propio, el auto-control  la autoestima, la alegría, la humildad, el optimismo, el talento social, la capacidad para reconocer y comprender los sentimientos de los demás, etc.

Si comprendemos que las personas se deben educar de esta manera, equilibrada con lo intelectual, no será nunca un problema, ser una persona de mucho corazón, o poseer una profunda capacidad afectiva, no constituye en sí ningún peligro. Y si lo constituye, será en la misma medida en que resulta peligroso tener una gran fuerza de voluntad o una portentosa inteligencia: depende de para qué se utilicen.

Como es lógico, no se trata de sustituir a la razón por las emociones, ni tampoco lo contrario. Se trata de equilibrar cerebro y corazón, tanto en la familia como en las aulas o en las relaciones humanas en general.

Ing. Vincenzo Fusco Sparacino  (Papá)
PALABRAS CLAVES: EDUCAR, PADRES, FAMILIA, NÚCLEO, EDUCADOR, HIJO, JOVEN, ENSEÑANZA, EJEMPLO, SENTIMIENTO, EMOCIÓN, INTELIGENCIA.


No hay comentarios: