Me permito publicar este artículo,
tal cual lo leí, ya que me parece importante, y si eres educador o padre
preocupado por el éxito de tus alumnos o hijos, es muy una buena experiencia,
para que pienses como puedes poner en práctica esta sociedad beneficiosa.
Familias
y Escuelas como Socios (*)
Treinta años de
investigación confirman que la participación familiar ejerce una poderosa
influencia sobre el éxito del niño en la escuela (Eagle, 1989; Henderson &
Berla, 1994; U.S. Department of Education, 1994; Ziegler, 1987). Cuando las
familias se involucran en la educación de sus hijos, ellos obtienen mejores
grados y calificaciones más altas en las pruebas, asisten a las escuela con
mayor regularidad, cumplen más con sus tareas, demuestran mejor actitud y
comportamiento, se gradúan con mayor frecuencia de la escuela secundaria, y
tienen mayor tendencia a matricularse en la universidad, que aquellos
estudiantes con familias menos involucradas. Es por esta razón una meta
importante para las escuelas aumentar la participación de la familia en la
educación de sus hijos, especialmente aquellas escuelas que presten servicios a
estudiantes de bajos recursos económicos y con riesgo de fracasar.
Para que las familias
trabajen en sociedad con las escuelas, éstas deberán proveerle las
oportunidades y el respaldo necesario para lograr esta participación. Muchas
veces la escuela espera que las familias lo hagan todo por su propia cuenta. El
desarrollo de una eficiente sociedad con las familias requiere que todo el
personal escolar (administración, maestros y personal de apoyo), cree un
espacio escolar acogedor para los padres, y los incite a alzar su voz y
formular preguntas, y a que participen apropiadamente en la toma de decisiones.
El desarrollo de esta sociedad también requiere que el personal escolar provea
información y entrenamiento necesarios para lograr esta participación,
esforzándose por invitar a los padres a participar en la educación de sus
hijos.
¿Cómo
logran las escuelas exitosas involucrar a las familias?
Las escuelas que más han
logrado involucrar a los padres y otros miembros de la familia en la
facilitación del aprendizaje de sus hijos, miran más allá de las definiciones
tradicionales de la participación – formar parte de las organizaciones de
padres y maestros, o firmar reportes trimestrales - y tienen un concepto más
amplio que incorpora a los padres como socios totales en la educación de sus
hijos. En vez de esforzarse solamente por incrementar la participación en
actividades basadas en la escuela, éstas buscan apoyar a las familias en
aquellas actividades fuera de la escuela que inciten al aprendizaje del niño.
Las escuelas que han desarrollado una exitosa sociedad con los padres, ven el
logro estudiantil como una responsabilidad común, y todos los socios – padres,
administradores, maestros, y líderes comunitarios – desempeñan un importante
papel en el apoyo educacional del niño.
Una sociedad escuela-familia
efectiva requiere una continua colaboración mutua, el apoyo y la participación
del personal escolar y las familias, tanto en el hogar como en la escuela, en
actividades que puedan afectar directamente el éxito del aprendizaje del niño.
Si las familias van a trabajar con las escuelas como socios totales en la
educación de sus hijos, las escuelas deberán proveer las oportunidades y el
apoyo necesario para alcanzar el éxito. Los programas escolares y distritales
que logran tener éxito, facilitan la comunicación padre-escuela y ayudan a los
padres a apoyar el trabajo académico de sus hijos, tanto en la escuela como en
el hogar. Algunos programas involucran a los padres en actividades de
planeamiento y dirección escolar y como voluntarios. Algunos también proveen
servicios coordinados no educacionales esenciales para que las familias apoyen
el desarrollo académico de sus hijos.
¿Qué
estrategias usan estas escuelas para superar los obstáculos comunes a la
participación familiar?
• Superar las limitaciones
de tiempo y recursos. Las familias y los miembros del personal escolar
necesitan tener tiempo para conocerse entre sí, con el fin de construir una
sociedad firme. También necesitan tiempo para planificar su trabajo conjunto y
aumentar el aprendizaje del estudiante, y ejecutar sus planes. Los programas
exitosos consiguen tiempo y recursos para que ambos socios, maestros y padres
puedan desarrollar una sociedad escuela-familia.
• Proveer información y
entrenamiento para los padres y el personal escolar. La falta de información y
habilidad para comunicarse entre ellos, puede ocasionar el mal entendimiento y
desconfianza entre los padres y el personal escolar. La iniciativa de abrir la
brecha informativa entre los padres y las escuelas, está al centro de cada uno
de los 20 programas estudiados en este Libro de Ideas. Los padres y el personal
educativo en estos programas, están aprendiendo cómo confiarse entre ellos y
trabajar juntos para ayudar a los niños a triunfar en la escuela, a través de
talleres y una serie de actividades de mayor alcance, tales como boletines
informativos, manuales, y visitas a domicilio.
• Reconstruir la estructura
escolar para dar respaldo a la participación familiar. El desarrollo de una
exitosa sociedad escuela-familia implica la total participación de la escuela y
no de un sólo individuo o programa. La organización escolar y prácticas tradicionales,
especialmente en las escuelas secundarias, a menudo disuaden a los familiares
de participar. Las escuelas pueden efectuar cambios con el fin de crear un
ambiente más acogedor y más atractivo para los padres, y lograr que ellos se
incorporen y colaboren con el éxito de sus hijos. Cualquiera que fuesen los
pasos tomados por la escuela para desarrollar su sociedad con las familias,
aquellas que logran mayor éxito están preparadas para reconsiderar todos sus
establecidos patrones de trabajo y construir nuevas estructuras menos
jerárquicas, más personales y más accesibles a los padres.
• Superar las diferencias
escuela-familia. Las diferencias de idiomas, culturas y habilidad educacional
que separan a las familias del personal escolar, pueden todas éstas dificultar
la comunicación y participación familiar en las actividades escolares.
Estrategias enfocadas a estas diferencias incluyen un mayor alcance a los
padres con poca educación formal, servicios bilingües que traten con los
diferentes idiomas y faciliten la comunicación tanto oral como por escrito con
la familia, respecto a los programas escolares y al progreso del niño, y la
promoción del entendimiento entre culturas con el fin de acrecentar la
confianza entre los padres y la escuela.
• Acudir al apoyo de
entidades externas para desarrollar sociedades. Muchas escuelas Título I, han
logrado beneficiar y reforzar sus sociedades acudiendo a entidades de apoyo
disponibles en su comunidad local y más allá de ésta. La colaboración y el
esfuerzo para proveer a las escuelas y familias con las herramientas necesarias
para facilitar el aprendizaje pueden incluir, asociaciones con negocios
locales, con servicios de salud y otras agencias comunitarias, con colegios y
universidades, así como el apoyo del distrito escolar y del estado.
Guías
para una Sociedad Efectiva
La experiencia de muchas
escuelas y distritos nos llevan a observar algunas características comunes
presentadas por exitosas sociedades escuela-familia. Las escuelas que han
logrado involucrar a un gran número de padres y otros familiares en la
educación de sus hijos, invierten su energía en hallar soluciones a los
problemas, y no excusas. Las escuelas exitosas ven el logro del niño como una
responsabilidad compartida, y todos los socios – padres, administradores,
maestros y líderes comunitarios – desempeñan un papel importante en el respaldo
del aprendizaje de los niños. Incluso, las escuelas exitosas adoptan un
abordamiento de equipo, donde cada socio asume responsabilidades para el éxito
de la sociedad familia-escuela.
A la vez que las sociedades
exitosas comparten la responsabilidad, cada socio específico debe asumir su
propia responsabilidad, para que la sociedad pueda funcionar. Sobre todo, las
escuelas bajo la guía de los directores, poseen la responsabilidad primordial
de iniciar estas sociedades. Las escuelas pueden invertir grandemente en el
desarrollo profesional que respalde la participación familiar, dar tiempo para
que el personal trabaje con los padres, proveer los recursos necesarios, diseñar
estrategias innovadoras que cumplan con las necesidades de las diversas
familias, y proveer información útil a las familias para que ellas aprendan a
contribuir al aprendizaje de sus niños.
Una vez que las escuelas
inicien el diálogo e incorporen a los padres como socios totales, las familias
típicamente están dispuestas y listas para asumir igual responsabilidad para el
éxito de sus hijos. Idealmente, esta sociedad ocurre dentro de un marco en
donde las personas que elaboran las políticas, los grupos comunitarios, y los
empleadores comparten las mismas metas de la escuela, contribuyendo activamente
a su éxito. En resumen, una coalición de amplia base conformada por socios con
una ideología común es la fundación de cualquier sociedad exitosa. Cuando los
miembros de la comunidad trabajan en conjunto, todos los socios – y
especialmente los niños – tienen asegurado el éxito.
Las estrategias efectivas
para formar sociedades difieren de una comunidad a otra, y las más adecuadas
para una comunidad en particular dependerán del interés, necesidades y recursos
locales. Sin embargo, la innovación y la flexibilidad son siempre parte
fundamental de cómo promover en forma exitosa la participación familiar en la
educación de los hijos. Muchas escuelas mejoraron su potencial de innovación y
flexibilidad cuando implementaron programas de alcance escolar. Su experiencia
sugiere las siguientes guías para una exitosa sociedad:
• Las sociedades no pueden
ser abordadas con una actitud “talla única.” Hay que partir de algo que
funcione bien, comenzando la sociedad escuela-familia a través del trabajo en
conjunto con la familia para identificar las fuerzas, intereses, y necesidades
de las familias, los estudiantes, y el personal escolar, y diseñando
estrategias que respondan a esas fuerzas, intereses y necesidades que hayan
sido identificados.
• El entrenamiento y
desarrollo del personal constituyen una inversión esencial. Hay que reforzar la
sociedad escuela-familia con el desarrollo y entrenamiento profesional de todo
el personal escolar, así como de los padres y otros miembros de familia. Tanto
el personal como las familias necesitan conocimiento y habilidades que le
permitan trabajar entre ellos y con la comunidad en general para apoyar el
aprendizaje de sus hijos.
• La comunicación es la base
fundamental de las sociedades efectivas. Elabore un plan de estrategias que
satisfaga la variedad de necesidades que presenten las diferentes culturas e
idiomas, estilos de vida y horarios de trabajo del personal y las familias.
Incluso una sociedad escuela-familia con el mejor de los planes irá a fallar si
no existe una eficaz comunicación entre los participantes.
• La flexibilidad y
diversidad son elementos claves. Reconozca que la efectiva participación de los
padres puede suceder en diferentes formas, las cuales no necesariamente
requieren la presencia de los padres en los talleres, las reuniones o la
escuela. El énfasis debe ser en ayudar a que los padres apoyen a sus niños para
que ellos aprendan, y esto puede tomar lugar tanto en la escuela, como en el
hogar o en cualquier otro lugar en la comunidad.
• Debe sacarse provecho de
los entrenamientos, asistencia y fondos ofrecidos por fuentes fuera de la
escuela para apoyar los proyectos. Estos pueden incluir los distritos
escolares, las organizaciones comunitarias y las agencias públicas, colegios y
universidades locales, agencias de educación estadales y los Centros Regionales
de Asistencia Comprensiva (Comprehensive Regional Assistance Centers)
patrocinados por ED. Mientras que los fondos para programas de Título I dan
respaldo a las actividades de muchos de los programas aquí descritos para
involucrar a los padres, muchos de ellos han logrado incrementar sus recursos
para estas actividades, iendo más allá de la sede escolar.
• Los cambios toman tiempo.
Reconozca que se requiere un continuo esfuerzo por un largo período de tiempo
para desarrollar una exitosa sociedad escuela-familia, y que cada vez que se
resuelve un problema a menudo surgen nuevos retos. Además, una sociedad exitosa
requiere de la participación de muchos socios, y no sólo de algunos de ellos.
• Los proyectos deben
evaluar periódicamente los efectos de la sociedad, empleando múltiples
indicadores. Estos indicadores pueden evaluar la participación de las familias,
del personal escolar y la comunidad, y su satisfacción con las actividades
relacionadas a la escuela. También pueden incluirse mediciones de calidad de la
interacción escuela-familia y del progreso educacional del estudiante.
A pesar de que sería
imposible atribuir el aumento del éxito de los estudiantes u otros logros en
las escuelas o distritos, sólo a las actividades de participación de los
padres, sí aparenta ser cierto que muchas escuelas cuya meta primordial es
involucrar a los padres, también ven mejoras en los logros de los estudiantes.
Estos resultados positivos pueden ser debidos al propio aumento de
participación de los padres, o, con mayor probabilidad, a una constelación de
factores que incluyen un programa educacional sólido, y el compromiso por un
alto estándar para todos los estudiantes. No obstante, es evidente que la
fuerte participación de los padres es factor importante en muchas de las
escuelas que logran elevar el nivel de éxito de sus estudiantes.
(*)
Funkhouser, J.E. & Gonzales, M.R. (1997). Family Involvement in Children's
Education: Successful Local Approaches. OERI, U.S. Dept. of Education.
http://www.ed.gov/pubs/FamInvolve/execsumm.html