Si partimos del hecho que como
ser vivo somos un organismo sensible a los estímulos del medio ambiente y que
esta capacidad de ser afectado y de afectar, tiene como efecto un cambio en el
estado del organismo que puede devenir en una conducta emitida hacia el medio
externo como respuesta.
A este movimiento de afectar y
ser afectado,
que ocurre entre el organismo y
su medio
ambiente, lo llamamos vida
afectiva.
(Ana María Noé E.).
Nuestras emociones más profundas,
nuestras pasiones y anhelos, tienen una relación directa con nuestra
cotidianidad, ellas nos guían cuando se trata de enfrentar momentos difíciles,
fuertes y tareas muy importantes para dejarlas sólo en manos de nuestro
inteligencia o razón, por ejemplo: algún peligro, alguna pérdida dolorosa,
perseverar hacia una meta a pesar de los obstáculos y fracasos, etc.
Cada emoción se relaciona
directamente con una manera de responder, las emociones indican una dirección
que funciona bien para ocuparse de los desafíos que se repiten en la vida humana,
lo que implica que las emociones han cumplido desde siempre una función de
adaptación y desarrollo de la especie humana.
Como vemos cada emoción prepara
al cuerpo para cada tipo de respuesta. Entonces debemos prestar más atención a
la educación de las emociones, ya que la mejor disposición de nuestros hijos o
alumnos para enfrentar las complicadas tareas y circunstancias de la vida, es
muy importante para su éxito y felicidad.
Ing. Vincenzo Fusco Sparacino (Papá y Esposo)
PALABRAS CLAVES: EDUCAR, PADRES, FAMILIA, NÚCLEO, EDUCADOR, HIJO, JOVEN, ENSEÑANZA, EJEMPLO, SENTIMIENTO, EMOCIÓN, INTELIGENCIA.
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