¿Qué relación hay entre educación
de los sentimientos y educación moral?, con un ejemplo que seguramente hemos
vivido de cerca. Un pequeño de unos diez
años, y sus maestros se expresan de esta manera de el: "Es un niño
excelente, una persona de mucho talento, etc., es una lástima que no tenga buen
corazón. Le gusta meter a sus compañeros en problemas, y después zafarse
escurriendo la responsabilidad al otro, también distrae a los demás. Es muy al
extremo egoísta, aunque, como es listo, lo sabe disimular.
Saca unas notas muy buenas, y
tiene grandes cualidades para casi todo. Lo malo es que parece disfrutar
humillando a los que son más débiles o menos “inteligentes”, y se muestra
insensible ante su sufrimiento. Y no pienses que le tengo aversión. A pesar de
que es el más brillante de la clase, no es una buena persona. Me impresiona su
inteligencia, pero me aterra su corazón."
Cuando observamos casos como el
de este niño, comprendemos enseguida que debemos prestar verdadera atención a
la educación moral. Y que una buena educación sentimental ha de ayudar, entre
otras cosas, a aprender a disfrutar haciendo el bien y sentir disgusto haciendo
el mal.
TU DECIDES ALEGRE O TRISTE |
Y lo podemos poner en práctica, enseñándoles
a nuestros hijos y alumnos, que en nuestro interior siempre existen sentimientos
buenos que nos estimulan a hacer el bien, y, junto a ellos, revolotean también
otros que son como virus infecciosos que amenazan permanentemente nuestra buena
vida moral. Por eso debemos esculpir y crear sentimientos para que los ayuden
lo más posible a sentirse bien con aquello que nos ayuda a construir una vida
personal armónica, plena, lograda, alegre, exitosa. Y a sentirse mal en caso
contrario.
Ing. Vincenzo Fusco Sparacino (Papá y Esposo)
PALABRAS CLAVES: EDUCAR, PADRES, FAMILIA, NÚCLEO, EDUCADOR, HIJO, JOVEN, ENSEÑANZA, EJEMPLO, SENTIMIENTO, EMOCIÓN, INTELIGENCIA, MORAL
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