Lo apropiado y normal en el proceso educativo de nuestros hijos o alumnos es que los ejemplos, las orientaciones y los consejos con los que se educan, tanto en el hogar como en la escuela, contengan más o menos las mismas características y por encima de todo se dirijan a la formación de buenos ciudadanos/as, de hombres y mujeres con valores y virtudes.
Esta
educación debe partir de unos principios, nuestra conciencia moral de padres y
educadores, y encauzadas e impulsadas
con amor para fundir en nuestros hijos o alumnos las herramientas necesarias
para que sean hombres y mujeres de bien y felices. Y el trabajo educativo debe
realizarse sincronizado, a la par.
Esto
nos exige ser efectivos y no ceder en el objetivo trazado, conseguir la formación
de una persona con la capacidad de conducir su vida por el camino de la
honradez y del bien.
Queda
claro, que ambas enseñanzas deben tener como fin, no corregir u obtener una
conducta particular, sino educar y formar integralmente, enseñando ideas
correctas, sostenidas además con el buen ejemplo de padres y maestros.
Es
innegable que al converger todas las fuerzas formadoras en un punto, que es la
persona de nuestro hijo o alumno, se multiplica su eficacia y el resultado estará
a la vista.
En
conclusión de los juicios e ideas expresados en este y otros artículos, es
necesario que la escuela y el hogar, los padres y educadores trabajemos de
manera conjunta apuntando nuestros esfuerzos, concretados en enseñanzas,
consejos y orientaciones, para el éxito académico y sobre todo para formar humanística
y espiritualmente a nuestros hijos y alumnos.
Ing. Vincenzo Fusco Sparacino (Papá)
PALABRAS CLAVES:
EDUCAR, PADRE, MADRE, COHERENTE, CONVERGENTE, FAMILIA,VIRTUD, NUCLEO, EDUCADOR,
MAESTRO, HIJO, JOVEN, ENSEÑANZA, EJEMPLO
No hay comentarios:
Publicar un comentario