En
el área que investiga, estudia y comprende la formación y educación de nuestros
hijos. Donde el hogar y la escuela como principales agentes formadores y
educativos se une, en la actualidad, la educación en la calle. Nuestros hijos,
como seres sociales, están expuestos a recibir valores que son asumidos desde
el grupo social en el cual se desenvuelven. Este hecho nos invita a reflexionar
acerca de la importancia de la sociedad en la transmisión de principios en
valores y juicios que propicien el respeto a la diferencia, que colabore a
desarrollar su vocación, y que posibiliten el desarrollo de la personalidad de
ellos y de su responsabilidad con respecto a la sociedad de la que forma parte.
Educar
en Valores, concepto muy utilizado pero poco definido, los valores comienzan a
formarse desde que nace el hombre, este vive inmerso en
una sociedad que influye constantemente en su manera de pensar y de actuar. Se
produce una retroalimentación constante entre hombre-emisor y sociedad-receptora
y viceversa, sociedad-emisora, hombre-receptor, esta acción lo acompaña a lo largo de la vida, una
vida en la que el sujeto establecerá unas bases que le permitirán:
• Formarse,
crecer en lo personal y grupalmente.
• Aprender
normas.
•
Vivir en comunidad.
• Respetar
al prójimo y a la sociedad.
• En
su constante crecimiento, buscar nuevas soluciones a los modelos actuales.
•
Analizar y transformar a la propia sociedad…
La
sociedad, la calle, hacen madurar y adherir en el hombre valores, defectos, vicios
y virtudes, estableciendo el patrón o modelo de conducta y comportamiento de
los individuos en relación con su entorno social y con él mismo.
Por
tanto, será necesario que en conjunto el hogar-escuela-sociedad, analice y proponga normas, herramientas y acciones que
serán comunes a todos, y que deberán fortalecer al conjunto y al sujeto.
También
sabemos, que en la actualidad existe una crisis de valores, donde el futuro de
la persona está hipotecado por el tener y no por el ser. Dejando al individuo
en manos de grupos muy diversos o que nada tienen en común, razón por la cual el
individuo puede entrar en conflicto, ya que existen distintos juicios de valor.
Aunque
hoy en día, pareciera que el hombre está a buscando sus valores internos(del
ser), la realidad es que esta se disfraza para enmascararse en culto a los
valores del tener, al exterior del ser, entonces la formación del hombre con
buenos valores queda relegada al segundo plano y por encima se sitúa el culto
ser exterior.
La
responsabilidad es de todos los padres y maestros que educamos a lo largo de
nuestra vida, es decir, es una nuestra responsabilidad.
Las
consecuencias que se derivan de la crisis del sistema de valores actual
propicia que nuestros hijos, que se encuentran en formación, clave en su desarrollo
de maduración individual y social, busquen referentes educativos en contextos
diferentes a los modelos tradicionales: escuela y hogar.
Hoy
en día sufrimos una ruptura entre los ejes que fundamentan el sistema de valores
en la sociedad: hogar, escuela y calle.
El
hogar, entendido éste como el espacio en que el sujeto se inicia y se
desarrolla como ser social vive un momento de crisis que influye en la
educación de los pequeños. Es un sistema que se enfrenta a una situación
contradictoria entre lo que queremos transmitir y lo que finalmente transmitimos.
Las dinámicas actuales complican el educar, por el mismo concepto del tener.
La
escuela, como el patio de la casa se muestra impotente y un tanto solitaria en
lo que se refiere a la responsabilidad de la educación y concretamente en la
educación en valores. Se pierde el objetivo de la formación para hombres y
mujeres felices y comprometidos con la sociedad y los menos favorecidos.
Y
la calle, vista por el adolescente, impone un modelo de referencia basado en el
consumismo, que desencadena un desajuste porque modifica el sistema de valores,
tratado de enseñar tanto en el hogar, como en la escuela.
Pero
pareciera que vamos por mal camino, pero no, en otro artículo veremos como
desde la casa y la escuela podemos ayudar a que nuestros hijos puedan discernir
en cuanto a su buen y feliz futuro.
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